"Y sin embargo la burguesía vive, es poderosa y próspera. ¿Por qué? La solución es la siguiente: por los lobos esteparios. En efecto, la fuerza vital de la burguesía no descansa en modo alguno sobre las cualidades de sus miembros normales, sino sobre las de los extraordinariamente numerosos outsiders que puede contener aquélla, gracias a lo desdibujado y a la elasticidad de sus ideales. Viven siempre dentro de la burguesía una gran cantidad de temperamentos vigorosos y fieros. Nuestro lobo estepario, Harry, es un característico ejemplo. Él, que se ha individualizado mucho más allá de la medida posible de un hombre burgués, que conoce las delicias de la meditación, igual que las tenebrosas alegrías del odio a todo y a sí mismo, que desprecia la ley, la virtud y el common sense, es un adepto forzoso a la burguesía y no puede sustraerse de ella. Y así acampan en torno de la masa burguesa, verdadera y auténtica, grandes sectores de la humanidad, muchos millares de vidas y de inteligencias, cada una de las cuales, aunque se se sale del marco de la burguesía y estaría llamada a una vida de la incodicionalidad, es, sin embargo, atraída por sentimientos infantiles hacia las normas burguesas y contagiada un tanto de su debilitación en la intensidad vital, se aferra de cierta manera a la burguesía, quedando de algún modo sujeta, sometida y obligada a ella. Pues a és-ta le cuadra, a la inversa del principio de los poderosos: "Quien no está contra mí, está conmigo". (...) La gran mayoría de los intelectuales, la mayor parte de los artistas pertenecen a este tipo. ünicamente los más vigorosos de ellos traspasan la atmósfera de la tierra burguesa y llegan al cosas; todos los demás se designan o transigen, desprecian a la burguesía y sin embargo pertenecen a ella, la robustecen y glorifican, al tener que acabar por afirmarla para poder seguir viviendo".
Herman Hesse
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